Por Nithya Mora Arroyo, alumna del octavo semestre de la licenciatura en Mercadotecnia
A la mayoría de las personas les gusta asistir a eventos masivos como conciertos, festivales, eventos culturales, deportivos, entre otros, con el fin de pasarla bien en un lugar lleno de diversión durante tres a cinco horas, o incluso hasta un día. A pesar de que la organización previa de estos eventos sucede con mucha anticipación, (desde los permisos, logística, infraestructura, acreditaciones, supervisión de protección civil y autoridades), una vez que se termina la diversión y euforia, los consumidores no saben qué pasa después del evento.
Además, la producción de estos eventos incluyen: efectos especiales, escenarios, sistema de iluminación y audio, contratación de talento nacional o internacional, materiales impresos, sistema de boletaje, seguridad, entre otras, pero, ¿qué pasa después de que termina el evento? ¿O cuánto puede afectar estos eventos al medio ambiente?.
Basura después del concierto en México
Fuente: (Mendoza, 2022)
Se sabe que los eventos masivos tienden a derrochar el uso de los recursos naturales, contaminar el medio ambiente y generar importantes cantidades de Gases de Efecto Invernadero (GEI), contribuyendo así al cambio climático (Gutierrez, 2016). De acuerdo al Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), una persona genera 1.86 kilos de basura al día. Al multiplicar esto por las 90 mil personas que acuden a un festival con duración de un día, daría un total de 162 toneladas de basura (Alarcón, 2022).
Esto conlleva costos elevados de limpieza y la acumulación de diversos residuos plásticos como envases de polipropileno o poliestireno, platos de papel, latas de aluminio y estaño, botellas de vidrio o PET, cartón de los anuncios, residuos de comida y otros empaques de comida, papel y cartón. Pero no solo es la producción excesiva de basura, sino que muchos de estos envases no pueden llegar a ser reciclados, ya que suelen estar manchados de grasa o se mojan, por lo que se complica su gestión (Alarcón, 2022).
De acuerdo con la consultora ambiental Green Touring Network, la música en vivo genera alrededor de 670 mil toneladas de dióxido de carbono por año, lo que significa que por cada fan que acude a un concierto se generan 5 Kg de CO₂. Las principales fuentes de emisión son las del propio recinto con 34% y las de los viajes del público con 33%. Le sigue la producción de mercancía con el 12%; el alojamiento en hoteles con el 10%; los viajes de las bandas con el 9%, y la promoción con el 2% (Castillo, 2021). Finalmente, al desmantelar y reacondicionar el recinto se producen casi los mismos impactos que en la preparación, solo que en esta etapa se debe limpiar y gestionar los residuos recolectados como la basura y los desechos químicos de los baños portátiles (Alarcón, 2022).
Una vez analizando estos números nos podemos dar cuenta que dentro de la organización y logística que realizan estos eventos no incluyen dentro de su programa, elementos que ayuden a reducir su impacto en el medio ambiente, es por eso que algunos artistas, llámenlo por tendencia o por concientización, se están sumando cada vez más al realizar sus conciertos o festivales, acciones que lleven a crear más responsabilidad medioambiental. Estas acciones ya son muy normal en ciertos países de Europa y en EEUU, ya que en su mayoría los consumidores son más conscientes y son ellos mismos lo que exigen que los eventos se hagan de una forma distinta. En México es diferente, puesto que la situación ante los desperdicios después de los eventos y el aire contaminado por juegos pirotécnicos, etc., no está tratada, por consecuencia hacen que se implementen acciones con sentido de urgencia, sin embargo, no muchos pueden tener presupuesto para tener una logística inversa o una planeación que requiera de más elementos y personal, es por eso que en México siguen siendo pocos los que se suman a la causa.
Por esta razón, es mejor ver cómo realizan los organizadores de eventos y artistas que tienen más experiencia, y así aprender e inspirarse de ellos para replicar o bien seguir mejorando iniciativas sustentables dentro de los eventos. Un ejemplo claro es la banda Pearl Jam que ha monitoreado sus emisiones desde el 2003, lo que incluye la revisión de sus boletos aéreos de viaje, uso de equipos, hoteles, camiones, energía consumida en casa, entre otros aspectos. Las inversiones que ha hecho la banda en mitigación equivalen a más de 500 mil dólares (Hernández, 2019).
Concierto sustentable de la banda Coldplay
Fuente: (Cómo Serán Los Conciertos Sustentables De Coldplay En Latinoamérica? — Muy Cosmopolitas, n.d.)
Coldplay es uno de los artistas que paró su gira por un año para tomarse el tiempo de replantear el desarrollo y coordinación de sus conciertos, las actividades que efectúan son las siguientes:
Por otro lado, los festivales de música también se suman a la causa como Bahidorá, el primer festival de México y Latinoamérica en recibir el reconocimiento Green Music Initiative por sus acciones de sustentabilidad. Green Music Initiative es una empresa que se dedica a evaluar y recompensar a aquellos festivales internacionales masivos que toman medidas ambientalistas para ser sustentables y poder seguir brindando entretenimiento de calidad sin dañar el Medio Ambiente (Barbarena, 2021).
Festivales de música sustentables