Por: Obdulia Barrera Alcaraz, Jefa de Deportes UNLA
Hace un año, un hermoso ejemplar canino eligió a la comunidad UNLA como familia. Un canino cruza de pastor alemán y mestizo, rescatado por el vicerrector Emmanuel Meza, quien le puso el nombre de “Botas”.
Desde su llegada hasta ahora, ha sensibilizado a muchas personas de la comunidad, pues es increíblemente especial. Iniciando con su humano (papá), quien es el proveedor de sus croquetas, consultas veterinarias, vacunas y todo lo necesario para su cuidado y salud.
En cuanto a mi persona, debo comentarles que soy animalista de corazón y siempre hemos realizado acciones con asociaciones civiles protectoras de animalitos, para rescatar, esterilizar y dar una esperanza y mejor calidad de vida a tantos lomitos en situación de desamparo y abandono. Nunca he podido entender cómo hay personas que abandonan o maltratan a estos increíbles seres. He escuchado comentarios que dicen: “humanizamos a los animales”, cuando en realidad son ellos —en especial los perritos— los que nos humanizan y sensibilizan; nos enseñan con su lealtad y amor incondicional, con sus miradas tiernas, sus juegos…
Mi jornada laboral, desde que llegó Botas, es mucho más motivante y alegre. De lunes a viernes le llevo su comida por la tarde y lo paseo unos diez minutos. Y quien realmente sale beneficiada con esta acción soy yo, pues lo quiero muchísimo y disfruto al cien estar con él.
Pero hay una persona que es sumamente importante para Botas: su humano preferido. Hablo de nuestro compañero José Manuel Hernández Anaya, del área de mantenimiento y jardinería, quien estuvo con Botas en todo el proceso de su adiestramiento. José Manuel es un ser humano generoso que lo ha llenado de amor y cuidado de una manera sorprendente. Él se encarga de su almuerzo, de su aseo, de jugar, pasearlo y, sobre todo, de reforzar lo aprendido en su adiestramiento. Botas, con José Manuel, es inmensamente feliz. Los domingos, cuando el campus está prácticamente vacío, anda suelto corriendo en las canchas de fútbol, disfrutando feliz con José Manuel.
Botas es un excelente guardián y protector. En las noches hace sus rondines con los guardias de seguridad, avisa ante cualquier ruido o si cualquier otra especie quiere ingresar al campus. Respeta a los patos, tortugas y aves que también habitan en el campus. Le gusta mucho pasear en auto, tiene la mirada más tierna que he visto, es muy inteligente y físicamente hermoso.
En el pasado mes de junio concluyó su curso de adiestramiento, el cual realizó en el campus, pues el adiestrador venía puntualmente a sus sesiones semanales. Nuestro rector instruyó acondicionar su espacio amplio y protegido del sol y la lluvia, donde anda suelto y libre, pero protegido y cuidado.
Creo firmemente que la cultura de una comunidad se puede medir en el trato que da a sus animales, y que estos nos enseñan y humanizan… ¡claro, si nos damos la oportunidad!
Dios bendiga a Botitas, y Dios bendiga a los directivos de la UNLA por rescatarlo, quererlo y darle un hogar en este hermoso campus.