Publicado el 2021-03-31 en Difusión Cultural

El tianguis artesanal de Domingo de Ramos en Uruapan

Por Jonathan Abdiel Nieto Alcaraz

 

La ciudad del progreso, así se le conoce al segundo asentamiento más grande del territorio michoacano, Uruapan, está localizada al oeste del Estado de Michoacán, y tiene sus antecedentes como población prehispánica de origen purépecha. Fue fundada como ciudad en 1533 por Fray Juan de San Miguel.

 

 

Una ciudad que se carácterizó por ser punto intermedio entre dos regiones de intercambio comercial en Michoacán, la tierra caliente y la meseta p´urhépecha. Región que a mediados del siglo XIX se inclinó por defender la causa liberal y ser referente a dicha ideología política. Por ello, el general Epitacio Huerta le daría el título de “Ciudad del Progreso” hacia el año de 1858. 

 

La fisionomía de la ciudad experimentó cambios significativos durante la década de los setenta del siglo XIX. La designación de Uruapan como capital del estado en 1863; el traslado a la ciudad de varias dependencias gubernamentales como el Supremo Tribunal de Justicia, la Secretaría de Gobierno, la Administración General de Correos y las oficinas de Hacienda; el arribo de numerosas familias procedentes de México, Puebla, Toluca y Querétaro; el sacrificio de los Mártires de Uruapan y otros acontecimientos dejaron una huella imborrable entre los vecinos del lugar. (Guzmán, 2010, p. 275). 

 

Con los antecedentes históricos tanto indígena como español y los procesos modernizadores del periodo porfiriano,  la ciudad uruapense alcanzaría una importancia no solo a nivel local, sino también nacional. Actualmente, Uruapan sigue siendo un punto importante del comercio y de la cultura, donde el sincretismo e identidad de un pueblo de origen p´urhépecha en conjunto con su herencia española y los procesos histórico-culturales del porfiriato se dejan entrever en sus calles, sus monumentos arquitectónicos, sus recursos naturales, sus festividades religiosas y su vida cotidiana. 

 

En este sentido, se realiza año con año un festín donde convergen elementos típicos de ese pasado histórico donde se fusionaron los rasgos culturales de los españoles y los indígenas de la zona. Artesanos, cocineras tradicionales y danzantes, exhiben su rico bagaje cultural.