Publicado el 2024-03-13 en Internacionalización Y Movilidad

De Brasil a México: una Experiencia universitaria que trasciende fronteras

Por: Lívia de Oliveira Barbosa, estudiante de intercambio en la UNLA.

 

¿Te imaginas una vida sin tacos y enchiladas? 

 

Después de mi intercambio en México, definitivamente, no puedo. Tampoco puedo imaginar un mundo sin el centro de Morelia o el verdor de los árboles que realzan la belleza de sus calles. ¿Sinceramente? Este país es inolvidable y me emociona profundamente. Desde Brasil, puedo sentir la Danza de los Viejitos resonando en el centro de la ciudad... ¿Será nostalgia?

 

Esta ha sido, sin duda, la experiencia más transformadora y significativa que he vivido. La oportunidad de ir a México y sumergirme en la vida universitaria de la UNLA me ha cambiado por completo. Los kilos de más ganados por los tacos diarios, ¡jaja!, son solo una pequeña parte de lo que me llevo. Lo más impactante ha sido la cultura acogedora e imponente, las personas cálidas y amigables, los lugares de incomparable belleza y arquitectura, y claro, la maravillosa (y picante) gastronomía que conquistó mi corazón.

 

 

Podría pasar horas hablando de todas las maravillas que México y, en particular, la UNLA me han brindado. Sin embargo, elegiré destacar aquellos momentos clave que hicieron esta aventura todavía más enriquecedora. La interacción con personas de diferentes nacionalidades fue fundamental para el desarrollo de mi sensibilidad cultural. Aprender sobre otra cultura me permitió valorar aún más la mía. Estar abierta a comprender cómo los mexicanos ven y perciben la vida me brindó un conocimiento invaluable.

 

El aprender español me abrió las puertas a un nuevo mundo, permitiéndome entender cómo las personas se expresan a través de sus jergas y dialectos. Aún extraño decir "¡qué padre!" o "pues..." ocasionalmente (bueno, cada cinco segundos).

 

Debo resaltar también la infraestructura y organización impecables de la UNLA, las cuales se destacaron como aspectos inolvidables para mí. El equipo de Movilidad Académica, las sesiones de tutoría y otros departamentos siempre estuvieron disponibles para brindarme apoyo en cualquier necesidad, haciendo mi experiencia como estudiante internacional excepcional. La calidad de la atención, de los eventos, de la recepción y la integración fueron fundamentales para mi adaptación a la vida universitaria. Y, por supuesto, no puedo dejar de mencionar a los increíbles amigos que hice durante este período, quienes siempre me recibieron con generosidad y atención, haciendo mi estancia aún más memorable.

 

 

A pesar de las similitudes con nosotros, los brasileños, el pueblo mexicano tiene una esencia única. De no ser por las personas que conocí durante el intercambio, todo habría sido completamente diferente y, posiblemente, tedioso. Ellos fueron quienes me recibieron con los brazos abiertos desde mi primer día en la UNLA, me llevaron a conocer lugares increíbles, me hicieron saborear las delicias de su comida típica y compartieron conmigo, de la manera más amorosa posible, su cultura e historia. Fueron también quienes extendieron sus manos y abrieron las puertas de sus hogares para que no me sintiera sola durante mi viaje.

 

¡Mi corazón, sin duda, pertenece a México!

 

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