Publicado el 2021-01-15 en Cps

El Centro de Orientación Psicológica de la UNLA actuando en la prevención del suicidio. Primera Parte

Por Tonantzin Lázaro López

 

A lo largo de la vida se pasa por situaciones generadoras de estrés, situaciones esperadas como parte del ciclo vital (el desprendimiento de los hijos) o inesperadas (accidente de auto), siendo éstas últimas las generadoras de un mayor impacto; no todos experimentan las mismas necesidades psicológicas ni tienen los mismos recursos personales y sociales para hacerles frente y solucionarlas; sin embargo, si no se atienden se pueden prolongar por años convirtiéndose en factores de riesgo para el surgimiento de dificultades emocionales que pueden llevar a conductas suicidas. 

 

Dos autores que ahondaron en lo anterior son los psiquiatras Holmes y Rahe (1976, como se citó en Suárez, 2010) en su escala de acontecimientos vitales (Tabla 1), en la cual clarifican los estresores de mayor impacto a vivir.

 

 

Tabla 1.

Escala de acontecimientos vitales de Holmes y Rahe (1976)

Acontecimientos vitales sucedidos en los últimos 12 meses

1

Muerte del cónyuge

100

 

23

Cambio de responsabilidad en el trabajo

29

2

Divorcio

73

 

24

Hijo o hija que deja el hogar

29

3

Separación matrimonial

65

 

25

Problemas legales

29

4

Encarcelación

63

 

26

Logro personal notable

28

5

Muerte de un familiar cercano

3

 

27

La esposa comienza o deja de trabajar

26

6

Lesión o enfermedad personal

53

 

28

Comienzo o fin de la escolaridad

26

7

Matrimonio

50

 

29

Cambio en las condiciones de vida

25

8

Despido del trabajo

47

 

30

Revisión de hábitos personales

24

9

Desempleo

47

 

31

Problemas con el jefe

23

10

Reconciliación matrimonial

45

 

32

Cambio de turno o de condiciones laborales

20

11

Jubilación

45

 

33

Cambio de residencia

20

12

Cambio de salud de un miembro de la familia

44

 

34

Cambio de colegio

20

13

Drogadicción y/o alcoholismo

44

 

35

Cambio de actividades de ocio

19

14

Embarazo

40

 

36

Cambio de actividad religiosa

19

15

Dificultades o problemas sexuales

39

 

37

Cambio de actividades sociales

18

16

Incorporación de un nuevo miembro a la familia

39

 

38

Cambio de hábito de dormir

17

17

Reajuste de negocio

39

 

39

Cambio en el número de reuniones familiares

16

18

Cambio de situación económica

38

 

40

Cambio de hábitos alimentarios

15

19

Muerte de un amigo íntimo

37

 

41

Vacaciones

13

20

Cambio en el tipo de trabajo

36

 

42

Navidades

12

21

Mala relación con el cónyuge

35

 

43

Leves transgresiones de la ley

11

22

Juicio por crédito o hipoteca

30

 

 

 

 

 

 

En la actualidad a nivel mundial a raíz de la pandemia por el coronavirus, hay muchas personas que han vivido en menos de doce meses al menos 27 de los 43 estresores citados, afectando ello la salud mental de toda la población directa e indirectamente; tales niveles de estrés si no son gestionados pueden llevar a sentimientos crónicos de desesperanza, ausencia de sentido de la vida, infelicidad, depresión, ansiedad, impulsividad, miedo al fracaso, rechazo a recibir ayuda y/o perspectiva pesimista; características que de acuerdo a Piña (2014, como se citó en González, 2018), están presentes en una persona con ideación o conducta suicida; si a estos rasgos se añade el consumo, abuso o dependencia de drogas legales e ilegales, se tienen exacerbados los factores de riesgo para que una persona logre consumar el suicidio.

 

 

Es por lo anterior que la Universidad Latina de América, a través del Centro de Orientación Psicológica brinda atención psicológica y psicoeducativa de manera preventiva y en intervención en crisis a su comunidad estudiantil, personal administrativo, docente, a padres y madres de familia; buscando ser un acompañamiento en la gestión de factores de riesgo y de protección ante la conducta suicida de su comunidad; por ende, es vital ahondar en los aspectos básicos en torno a la prevención del suicidio, definiéndose éste, de acuerdo a Rojas (1984, como se citó en Rocamora, 2014), como aquella conducta o conjunto de conductas que, dirigidas por el propio sujeto, conducen a la muerte (“suicidio consumado”). (p.3)

 

De acuerdo a Villalobos (2009, como se citó en González, 2018), diferentes autores plantean que el surgimiento de las conductas y pensamientos relacionados al suicidio no es un hecho aleatorio o automático, sino que, por el contrario, son el resultado de un proceso que varía de menor a mayor gravedad; teoría que corrobora Ramos (1993, como se citó en Pacheco et al., 2012) observándose las siguientes fases en una persona con conducta suicida:

 

Fase 1. Fase Previa. Presencia de ideas generales sobre la muerte que se van personalizando.

Fase 2. Fase de Posibilidad de Suicidio. Aparecen pensamientos autodestructivos.

Fase 3. Fase de Ambivalencia. La persona comienza a plantearse lo positivo o negativo, lo bueno o malo que conlleva su muerte (consecuencias para su familia, su entorno, para sí mismo).

Fase 4. Fase de Influencia Informativa. La persona trata de recopilar información sobre todo lo relacionado con el suicidio (métodos autolíticos, experiencias de personas que han realizado tentativas, etc.).

Fase 5. Fase de Fijación de la Idea de Suicidio. Se identifica la muerte como la única alternativa útil a su situación e incluso se produce una sensación de liberación por haber encontrado "la solución".

Fase 6. Fase de Decisión Suicida. Se produce la elaboración del plan suicida (cómo, dónde y cuándo). (p.121)

 

Es así que la detección de pensamientos o ideas suicidas son de suma importancia por ser el inicio del continuum a la consumación del suicidio. Por tanto, indispensable concluir en lo vital de la prevención del suicidio en todas las etapas de desarrollo del ser humano, y por ende en la necesidad de que toda persona e institución tenga conocimiento de los factores inherentes al suicidio para así lograr valoraciones e intervenciones adecuadas, pertinentes, inmediatas y sobre todo preventivas; para ello en la segunda participación del Centro de Orientación Psicológica de la UNLA se hablará de los mitos y realidades que hay en torno al suicidio, los factores de riesgo y de protección, así como las pautas iniciales a realizar ante la identificación de una persona con riesgo suicida.

 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

González Mendoza, E. (2018). Intervención Integrativa en un Caso de Depresión e Ideación Suicida con un Duelo no Resuelto [Tesis de maestría, Universidad Autónoma de Yucatán]. http://psicologia.uanl.mx/wp-content/uploads/2018/05/30ResumenEsmeraldaF.pdf

Pacheco, T., Garrosa, E., López, E. y Robles, J. (2012). Atención Psicosocial en Emergencias. Síntesis. 

Rocamora, A. (2014). Intervención en Crisis en las Conductas Suicidas. Descleé De Brouwer.

Suárez, M. (2010). La importancia del análisis de los acontecimientos vitales estresantes en la práctica clínica. Revista Médica La Paz, 16(2), 58-62. http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1726-89582010000200010

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