Publicado el 2021-03-19 en Sistema Ejecutivo

La ética y los valores en la toma de decisiones

Por José Ignacio Celorio Otero, XUNLA de Sistema Ejecutivo en Administración de Empresas

 

Una de las características principales de un egresado del Sistema Ejecutivo UNLA, ya sea de Administración de Empresas, Contaduría Pública y Derecho, es el conocimiento claro y conciso de lo que un profesional debe ser, un ser humano que respete su ética y la de los demás.

 

La preparación obtenida en este aspecto hace crecer tu potencial en la toma de decisiones, es decir, a los alumnos del Sistema Ejecutivo se les prepara para ser tomadores de decisiones en instituciones fuertes, que valoran la capacidad del comportamiento moral como vértice de su desarrollo.

 

 

Para comprender el reto que se presenta a nivel directivo la toma de decisiones de cualquier organización debemos plantearnos primero cuales son su misión, visión y objetivo, para de ellos desprender sus valores, que en mi opinión, es donde reside el tipo de liderazgo (dirección) que adoptará el integrante, ya lo indicaba así Chester I. Barnard uno de los pioneros de las teorías de dirección quien afirmaba que: “La resistencia de una organización depende de la calidad de su liderazgo; y esa calidad se deriva de la amplitud de la moralidad sobre la cual reside”, por lo que, si los valores organizacionales y  su dirigencia no están enfocados al desarrollo ético integral de la institución no podremos esperar resultados que abunden en el comportamiento y desarrollo de sus integrantes y de la institución en sí.

 

Si consideramos que una virtud es un rasgo de carácter que se valora socialmente, y una virtud moral es un rasgo de carácter que se valora moralmente, en nuestros tiempos las virtudes, y con ellos los valores humanos, han sufrido una transformación (por decirlo de una manera amable) en que pareciera que lo primordial es secundario y la importancia la tienen las acciones que distan mucho del virtuosismo, por ello es de valorar un cambio en la “forma habitual” de dirección.

 

Basados en lo anterior, en la toma de decisiones a nivel directivo, no solo es la prudencia lo que debemos considerar, sino que es necesario retomar una forma de vida virtuosa y basada en valores para con ello contribuir a un mundo justo (como lo expone Platón: “La más grande de las virtudes”) y con ello lograr que la empresa logre las “consecuencias” (comportamientos/resultados) deseadas a partir de una toma de decisiones con ética incorporada en cada uno de ellos.

 

En la UNLA recibí orientación respecto de estos criterios y no solo de textos, sino con el ejemplo de muchos de nuestros maestros que presentan un comportamiento ético que fomenta de manera aspiracional alcanzar los máximos ideales de justicia y la bonhomía.

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