Publicado el 2021-01-25 en Bachillerato

Emociones y educación en tiempos de pandemia

Por Juan Carlos García García

 

Nos encontramos en un tiempo crucial e históricamente inesperado que ha roto con nuestro cómodo equilibrio, el cual pensábamos que difícilmente cambiaría. Nos ha modificado la vida en muchos sentidos. Nos ha traído un cambio drástico en la socialización familiar y escolar, en lo laboral y en lo económico. La percepción que tenemos acerca de la pandemia es generalizada, y a la vez concreta a las experiencias que cada uno ha vivido, pues hemos sido tocados de manera directa o indirecta en algún momento.

 

Por supuesto que todo lo que vamos sintiendo en este periodo de contingencia nos ha cargado de emociones contrapuestas, pues, para bien o para mal, ha sido una etapa que pensamos que no repetiríamos: la convivencia familiar ha aumentado y ha traído muchas alegrías o también varios inconvenientes, pues para algunos ha sido un exceso.

 

 

La palabra emoción viene del latín emotio, relacionándolo con movimiento, describiéndose como “una alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática” (RAE, 2020), tendiendo a que las emociones son proclives a la acción debido a las reacciones que nos provocan los estímulos internos y externos, que de manera particular experimentamos.

 

Estos supuestos nos colocan en la necesidad de que los docentes del BUNLA contemos con herramientas que nos permitan conocer y desarrollar la gestión emocional –autoconocimiento de las propias emociones, autocontrol emocional, automotivación personal, empatía, mejora de las relaciones interpersonales–, para que posteriormente podamos orientar, en la medida de lo que nuestra experiencia y perfil lo permita, a los jóvenes potros, con quienes cohabitamos en este momento en los espacios virtuales.

 

Aunque en el ámbito de la educación no son un tópico nuevo, la perspectiva con la que se ven las habilidades sociales y las emociones, o simplemente habilidades socioemocionales, han contado con un repunte en los últimos años debido a que las investigaciones realizadas en el ámbito psicológico han cambiado la manera en la que se conciben dichas habilidades, pasando de ser consideradas rasgos fijos de personalidad a habilidades que se pueden aprender y mejorar.

 

A partir de ello, se considera que las nuevas estrategias docentes que se deben implementar para una verdadera formación integral estén encaminadas a la formación de habilidades de tres tipos: intrapersonales, interpersonales y cognitivas. Aunque el conocimiento de los temas mencionados no asegura la concreción del desarrollo de dichas habilidades, si pueden dar una clara ventaja a que los jóvenes bachilleres, que en ello participan, puedan autoconocerse para regular sus emociones; tener empatía por las problemáticas de sus semejantes; resolver problemas por medio de alternativas poco convencionales o de pensamiento lateral; tomar decisiones responsablemente, y procurar y mantener relaciones sanas.

 

 

Adicionalmente, a partir de los retos que se nos presentan en estos días, los docentes del BUNLA debemos poner en marcha la adaptabilidad, entendiéndola como la facultad de acomodarnos a los nuevos cambios que se presentan en nuestra realidad; incluyendo las problemáticas de la época como la globalización, la digitalización y la pandemia misma, pero sin perder de vista el camino hacia nuestros propósitos y los de los alumnos. Solamente, mediante la adaptación de las personas, las instituciones y la sociedad en general podrá responder a los retos presentes y futuros, tal como se planteó en la teoría Darwinista, como un proyecto evolutivo.

 

A pesar de lo fácil que suena, la adaptabilidad requiere procesos internos de conciencia y acción, sobre todo a nivel personal, para que pueda ser extrapolado a cada siguiente nivel de la sociedad. Estamos enfrentando una realidad que requiere adoptar nuevas mentalidades, herramientas y estrategias, es decir, nuevos paradigmas.

 

Finalmente, se requiere que el docente potencie las habilidades de los estudiantes a través de las emociones y la motivación, pues, antes de ser seres pensantes, somos seres sensibles y las emociones son parte esencial de la experiencia humana. Recordemos que las emociones positivas generan interés por el tema que se vaya a abordar, provocando a la vez cambios en las estructuras mentales y finalmente, aprendizaje significativo, dejando una motivación por el nuevo conocimiento.

 

En el Bachillerato de la Universidad Latina de América buscamos las mejores experiencias para los jóvenes.

 

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