Publicado el 2021-02-11 en Cps

El Centro de Orientación Psicológica de la UNLA actuando en la prevención del suicidio. Segunda parte

Por Tonantzin Lázaro López 

Recordarás que en nuestra primera entrada ahondamos en identificar los acontecimientos vitales estresantes por los que hemos pasado en los últimos doce meses y las fases de la vivencia suicida, para así conocer la gravedad de la situación e intervenir oportunamente. Dennis de Catanzar en Moral y Sirvent (2011, como se citó en González 2018), señalaba que el suicidio ocurre en individuos que ven reducido su potencial de generar su propio bienestar, donde puede influir la expectativa de un futuro pobre, inestabilidad crónica, fallas y frustración constante, la poca capacidad de éxito en cuestiones de pareja o sentirse una carga para los demás, principalmente en su círculo familiar; no obstante, es importante desmitificar algunas de estas razones para lograr mayor consciencia desde la responsabilidad social que el suicidio amerita.

 

 

De acuerdo a la OMS (2006, como se citó en Rocamora 2014), los mitos que en su mayoría se tienen en torno al suicidio son los siguientes:

 

Mito 1: El que se quiere matar no lo dice, o el que lo dice no lo hace

Realidad: Criterio equivocado pues conduce a minimizar o no prestar atención a las personas que manifiestan ideas suicidas o amenazan con suicidarse, pueden ser consideradas erróneamente como chantajes, manipulaciones, alardes. De cada diez personas que se suicidan, nueve expresaron claramente sus propósitos y la otra dejó entrever sus intenciones.

 

Mito 2: Los que intentan el suicidio no desean morir

Realidad: Criterio equivocado porque condiciona una actitud de rechazo a quienes atentan contra su vida, lo que entorpece la ayuda que necesitan. No todos los que intentan el suicidio desean morir, es un error tildarlos de alardosos pues son personas a las cuales les han fracasado sus mecanismos de adaptación y no encuentran alternativas excepto el suicidarse.

 

Mito 3: Las personas que hablan acerca del suicidio no se hacen daño pues solo quieren llamar la atención

Realidad: Tomar todas las precauciones posibles al confrontar a una persona que habla acerca de ideas suicidas. Todas las amenazas de daño a sí mismo se deben tomar en serio.

 

Mito 4: El suicidio es siempre impulsivo y ocurre sin advertencia

Realidad: El suicidio siempre es considerado y planeado durante algún tiempo y su consecución se da posterior a varias fases.

 

Mito 5: Los suicidas de verdad quieren morir o están resueltos a matarse

Realidad: La mayoría de las personas con ideas suicidas comunican sus pensamientos a por lo menos una persona, o llaman a una línea telefónica de crisis o al médico, lo cual es prueba de ambivalencia no de intención irrevocable de matarse.

 

 

Mito 6: Cuando un individuo da señales de mejoría o sobrevive a un intento de suicidio, está fuera de peligro

Realidad: Uno de los momentos más peligrosos es inmediatamente después del intento, la semana después del alta es cuando la persona está particularmente frágil y en peligro de hacerse daño.

 

Mito 7: El suicidio es siempre hereditario

Realidad: No es genéticamente hereditario, sin embargo, el historial familiar de suicidio es un factor de riesgo importante en cuanto a formas de solución.

 

Mito 8: Las personas que se suicidan o lo intentan siempre tienen un trastorno mental

Realidad: Los comportamientos suicidas se han asociado con depresión, abuso de sustancias, esquizofrenia, bipolaridad, y otros trastornos mentales, sin embargo, no se debe sobrestimar pues hay casos en que no había ningún trastorno mental evidente.

 

Mito 9: Si se reta a un suicida no lo realiza 

Realidad: Retar al suicida es un acto irresponsable pues este está vulnerable y en situación de crisis con mecanismos de adaptación que han fracasado, predominando los deseos de autodestruirse.

 

Mito 10: Al hablar sobre el suicidio con una persona en este riesgo se le puede incitar a que lo realice

Realidad: Hablar sobre el suicidio con una persona en riesgo en vez de incitar reduce el peligro de cometerlo y puede ser la única oportunidad del sujeto para analizar sus propósitos.

 

Mito 11: Cuando una depresión grave mejora ya no hay riesgo de suicidio

Realidad: Casi la mitad de los que atravesaron por una crisis suicida y consumaron el suicidio lo llevaron a cabo durante los tres primeros meses tras la crisis; ocurre que cuando la persona mejora sus movimientos se hacen más ágiles, está en condiciones de llevar a vías de hecho las ideas suicidas que aún persisten, y antes, debido a la inactividad e incapacidad de movimientos ágiles, no podía hacerlo.

 

Mito 12: El acercarse a una persona en crisis suicida sin la debida preparación para ello, únicamente mediante el sentido común, es perjudicial y se pierde el tiempo para su abordaje adecuado 

Realidad: No hay que limitar la participación de voluntarios en la prevención del suicidio. Si el sentido común nos hace asumir una postura de ayuda y atenta escucha con reales deseos de ayudar al sujeto en crisis a encontrar otras soluciones que no sean el suicidio (2018, p. 17).

 

 

Teniendo ya clarificados los mitos más comunes en torno al suicidio, así como la fase de vivencia suicida en que se encuentra la persona, y los acontecimientos vitales estresantes por los que ha pasado, podemos intervenir de manera inmediata y remitirle junto con su familia a especialistas en atención a la conducta suicida, siendo indispensable un abordaje y tratamiento multidisciplinario donde la familia, de acuerdo a González (2018), en muchos casos es de gran ayuda para evitar que el paciente permanezca solo en casa, para eliminar su acceso a sustancias tóxicas y fármacos u objetos que le lleven a un posterior intento, teniendo especial cuidado en situaciones o actos similares a la planificación anterior, acompañarle a los servicios médicos y atender las posibles señales críticas, manteniendo un contacto emocional cálido, sin ser invasivos ni agobiantes, facilitando la comprensión sobre lo que está aconteciendo (2018, p.36).  Las actuaciones y el acompañamiento emocional que el Centro de Orientación Psicológica (CPS) de la UNLA realiza día a día incansablemente, brindando sus servicios de prevención e intervención a toda su comunidad mediante la asesoría psicológica voluntaria, intervención en crisis, sus campañas, talleres, conferencias a estudiantes, padres y madres, profesores, personal administrativo, movilidad académica y orientación vocacional, siempre busca e impulsa  Al Bienestar por la Cultura.

 

Referencias:

González Mendoza, E. (2018). Intervención Integrativa en un Caso de Depresión e Ideación Suicida con un Duelo no Resuelto [Tesis de maestría, Universidad Autónoma de Yucatán]. http://psicologia.uanl.mx/wp-content/uploads/2018/05/30ResumenEsmeraldaF.pdf

Rocamora, A. (2014). Intervención en Crisis en las Conductas Suicidas. Descleé De Brouwer.

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