Por: Martha Gabriela Patiño Vega, estudiante de la Maestría de Derecho Constitucional de la UNLA
En virtud del desarrollo de la maestría en Derecho Constitucional de la Universidad Latina de América, surgen cuestionamientos que invitan a replantearnos el significado de diversos elementos jurídicos e interrogantes que nos ayudan a conceptualizarlos desde su origen. El cuestionamiento que trae a colación este texto se aborda desde la simple analogía: ¿qué fue primero: el huevo o la gallina?
En este caso, el acceso al derecho. Más allá de un juego de palabras, se trata de identificar el acceso al derecho como determinante para el ejercicio de otras prerrogativas. Para ello, nos servimos de lo que hoy en día podemos nombrar como «socialización del derecho». Funge como la forma de dar a conocer a los ciudadanos elementos jurídicos en su actuar cotidiano. Es decir, distinción de derechos, obligaciones, identificación de instituciones o dependencias, inclusive medios de defensa para sus derechos.
Sin embargo, no es tan fácil como adivinar un acertijo. Según datos de la última Encuesta Nacional de Cultura Constitucional realizada en 2017 (Fix Fierro), el 84% de los mexicanos considera que la Constitución se cumple poco o nada; 56.1 % dice conocer poco de la Carta Magna. Uno de cada cuatro mexicanos piensa que «violar la ley no es tan malo, lo malo es que te sorprendan»; el 46.6 % dice que los miembros de una comunidad tienen el derecho de tomar justicia por mano propia.
Estos datos nos muestran la percepción social sobre justicia y cultura de la legalidad que se vive en nuestro país. Por lo tanto, es complejo adaptar la ciencia jurídica a una sociedad que no conoce sus leyes, ni su ejecución y cuya Carta Magna se ha reformado más de 700 veces. Desafortunadamente, la mayoría de la población tiene un acercamiento al ámbito jurídico hasta que se ven en la necesidad de reclamar una injusticia cometida en su perjuicio.
Lo importante de conocer y entender, no solo la normativa jurídica, sino también sus mecanismos, radica en que ésta funge como un mecanismo para el mantenimiento del orden y la paz social. Para el ejercicio y defensa de los derechos humanos, de los cuales todos somos titulares.
Entonces, la principal interrogante pasa a ser la siguiente: ¿cómo acercar el derecho a la ciudadanía sin caer en tecnicismos ni rebuscados términos que, acentúen la brecha que separa a la ciencia jurídica de la población?
Para nosotros, como abogados, es difícil separar la labor jurídica de lenguajes complejos y extensos, porque es lo que hemos aprendido en el desarrollo de esta profesión. Los ordenamientos mismos se caracterizan por ser vastos y requerir un conocimiento previo para poder comprenderlos.
Sin embargo, en México, hemos tenido una creciente tendencia la socialización jurídica desde las sentencias de lectura fácil, el fortalecimiento del derecho de acceso a la información, la concientización del valor de la democracia, incluso hasta la interacción de titulares de poderes públicos en la inmediatez de redes sociales. Al respecto, muchas críticas se han formulado, incluso, renombrados juristas han denominado como populismo judicial este intento de resignificar el derecho.