Los viajes y el aprendizaje de la arquitectura

Por Tomás Amador López

 

De las aspiraciones que tenemos la mayoría de las personas destaca la de viajar. Dependiendo de nuestras posibilidades nos proponemos ahorrar para hacerlo lo más frecuentemente posible (o viajamos ahora y pagamos después) o buscamos alternativas para lograrlo porque ilustra, nos permite alejarnos de la rutina cotidiana, conocer lugares, personas,  costumbres, tradiciones y platillos que enamoran; además, esas experiencias permanecen en nuestra memoria por siempre.

 

 

Para los arquitectos, desde que estamos en nuestra formación universitaria, existen estos y muchos otros motivos para emprender las aventuras del aprendizaje que los viajes nos proporcionan, ya que en cualquier destino hay mucho por ver y conocer sobre arquitectura y urbanismo de diferentes épocas,  si a lo anterior aunamos la preocupación actual por la sustentabilidad, viajando también encontraremos ejemplos sobre este tema, relacionados con nuestra profesión.

 

 

En la UNLA los viajes de estudios son una herramienta académica muy valiosa. Los estudiantes de Arquitectura, Urbanismo y Sustentabilidad, la más reciente de las licenciaturas de esta institución, han podido realizar viajes de mucha utilidad para enriquecer su formación disciplinar. Por ejemplo, en Xilitla, San Luis Potosí, visitaron el Jardín Surrealista de Edward James; en Guadalajara, Jalisco, además de revisar su conformación y soluciones urbanas, hicieron un recorrido por las instalaciones de la Universidad Jesuita de Guadalajara (ITESO) y observaron obras de Luis Barragán e Ignacio Díaz Infante; en Acámbaro, Guanajuato, asistieron al segundo Congreso de Arquitectura “Ciudades humanas”; y en Ciudad de México revisaron diversos ejemplos de urbanismo metropolitano, como también acudieron a la Expo CIHAC, al Museo Memoria y Tolerancia, a la Torre Mayor, a la Torre Chapultepec Uno y a los museos Soumaya y Jumex, entre otros lugares.

 

 

Con el advenimiento de la pandemia que estamos padeciendo tuvimos que posponer estas actividades, pero al igual que las clases se mudaron a plataformas digitales de videoconferencia y programas de educación a distancia (en nuestro caso el sistema UNLA Synchronic), ahora tenemos que aprovechar la tecnología actual para seguir alimentando nuestro sentido de curiosidad y “viajar” virtualmente a cualquier lugar del mundo, por lo que profesores y alumnos utilizamos nuestro ingenio para explorar lugares interesantes; aunque esto no tiene el mismo “sabor” de un viaje real, presenta la ventaja de poder estar en un instante en el sitio elegido; solo se requiere actitud, disposición, sentido de curiosidad y la esperanza de que pronto volveremos a estar en camino a un nuevo destino. Todo esto quedará en la memoria, así como perdurará también lo mejor que esta situación nos ha orillado a realizar. Pronto nos reencontraremos con nuevas ilusiones y proyectos personales, académicos y profesionales.

 

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