Por: Dra. Ana Cristina Ferreyra Ferreyra, coordinadora de la Maestría en Derecho Constitucional UNLA
La experiencia de discriminación sistemática que viven las mujeres afrodescendientes en el mundo, y de manera especial en América Latina, trasciende las fronteras nacionales y revela un patrón continental que, paradójicamente, se convierte en fuente de identidad y resistencia. Esta realidad nos invita a reflexionar sobre cómo la marginación compartida genera una conciencia colectiva que va más allá de las particularidades de cada país.
Desde Estados Unidos hasta Argentina, las mujeres afrodescendientes enfrentan formas similares de exclusión: acceso limitado a oportunidades educativas y laborales, estereotipos que reducen su valor a características físicas, y una invisibilización sistemática en los espacios de poder y toma de decisiones. Esta convergencia de experiencias no es casual; responde a estructuras coloniales que se mantuvieron después de las independencias y que configuraron sociedades estratificadas por raza y género.
Lo notable es que esta discriminación sistemática, lejos de fragmentar a las mujeres, ha generado una identidad continental. Cuando una mujer afrocolombiana reconoce las mismas barreras que enfrenta una afrobrasileña o una afroperuana, comprende que no se trata de un problema individual o nacional, sino de un fenómeno estructural que requiere respuestas colectivas que van más allá de lo nacional.
La construcción de una identidad colectiva
Esta toma de conciencia continental representa un proceso de empoderamiento único. Las mujeres afrodescendientes han desarrollado redes de solidaridad que cruzan fronteras, comparten estrategias de resistencia y celebran sus logros como triunfos comunes. Su identidad ya no se define únicamente por la nacionalidad, sino por una experiencia compartida de lucha y supervivencia.
Esta identidad colectiva se nutre de la comprensión de que su belleza e inteligencia han sido sistemáticamente minimizadas. Nancy Morejón lo capta magistralmente cuando escribe:
"Tu pelo, para algunos, era diablura del infierno; pero el zunzún allí puso su nido, sin reparos",
transformando los estereotipos negativos en símbolos de resistencia y belleza natural. Sin embargo, en lugar de internalizar estas narrativas negativas, han construido espacios de reconocimiento mutuo donde celebran sus capacidades intelectuales, su creatividad y su belleza como elementos de orgullo y fortaleza.
El reconocimiento de la belleza e inteligencia como acto político
Es fundamental entender que cuando las mujeres afrodescendientes reivindican su belleza e inteligencia, no están siendo vanidosas o superficiales. Están realizando un acto profundamente político: están rechazando siglos de narrativas que las han descrito como inferiores, menos capaces o menos valiosas. Están reclamando el derecho a ser vistas en su plenitud humana.
Esta reivindicación cobra especial relevancia en el contexto constitucional latinoamericano, donde muchos países han incorporado principios de igualdad y no discriminación que, en la práctica, requieren ser constantemente activados y defendidos por quienes experimentan la exclusión. México no es la excepción.
Desde la perspectiva del Derecho Constitucional, esta identidad continental de las mujeres afrodescendientes plantea desafíos importantes. Las constituciones nacionales, por su naturaleza, están limitadas por fronteras territoriales, pero la discriminación que enfrentan requiere respuestas que trasciendan esos límites.
Es necesario fortalecer los mecanismos de protección transnacionales, atender los estándares de los instrumentos interamericanos de derechos humanos y trabajar diligentemente en la creación de políticas públicas que reconozcan la especificidad de la experiencia de las mujeres afrodescendientes sin reducirlas a estereotipos.
La experiencia de las mujeres afrodescendientes en América Latina nos enseña que la identidad puede forjarse tanto en la resistencia como en la celebración. Su capacidad para transformar la discriminación sistemática en una fuente de identidad colectiva y orgullo representa una lección valiosa sobre la resiliencia humana. Como reflexiona Morejón:
"Y porque trabajé como una bestia, aquí volví a nacer",
mostrando cómo la adversidad puede convertirse en renacimiento y empoderamiento.
Como sociedad latinoamericana, tenemos la responsabilidad de reconocer y celebrar la contribución intelectual, cultural y social de las mujeres afrodescendientes. Su belleza, en todas sus manifestaciones, y su inteligencia, expresada en múltiples formas de conocimiento y creatividad, deben ser fuente de orgullo continental.
La identidad continental de las mujeres afrodescendientes nos recuerda que la justicia y la igualdad no pueden construirse país por país, de manera aislada. Requieren un compromiso colectivo que reconozca tanto las injusticias históricas como las potencialidades presentes. Su experiencia nos invita a construir una América Latina donde la diversidad sea verdaderamente celebrada y donde cada mujer pueda desarrollar plenamente sus capacidades sin enfrentar barreras por su origen étnico.
En este proceso, el programa de posgrado Maestría en Derecho Constitucional de la UNLA tiene un papel fundamental: debe evolucionar formando profesionistas comprometidos no solo con la protección de los derechos individuales de las mujeres, sino también con las identidades colectivas que emergen como respuesta a la discriminación sistemática, reconociendo que la verdadera igualdad requiere tanto protección contra la discriminación como celebración de la diversidad.
En el marco del Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente (25 de julio), reflexionemos con esta poesía que celebra la dignidad:
Cimarrones
Por Nancy Morejón
Cuando miro hacia atrás
y veo tantos negros,
cuando miro hacia arriba
o hacia abajo
y son negros los que veo
qué alegría vernos tantos
cuántos;
y por ahí nos llaman ‘minorías’
y sin embargo nos sigo viendo
Esto es lo que dignifica nuestra lucha
ir por el mundo y seguirnos viendo,
en universidades y favelas
en subterráneos y rascacielos,
entre giros y mutaciones
barriendo mierda
pariendo versos.
Referencias bibliográficas
Morejón, N. (1962). Mutismos. El Puente.
Morejón, N. (1979). Mujer Negra. En Parajes de una época. Letras Cubanas.
Morejón, N. (1982). Nación y mestizaje en Nicolás Guillén. UNEAC.