Por: Lic. Axel Ibrahim Morales Zaragoza, estudiante de la Maestría en Planeación Fiscal UNLA
En el contexto empresarial actual, es fundamental que las empresas mexicanas implementen sistemas de gestión de cumplimiento tributario más robustos, de mayor calidad y con un enfoque tecnológico.
La modernización de los procesos de fiscalización ha generado grandes cambios en el entorno tributario mexicano. Desde la integración del CFDI y la base de datos que se genera a partir de ello, la autoridad tiene la capacidad de visualizar en tiempo real la trazabilidad de todas y cada una de las operaciones que llevan a cabo los contribuyentes, y, en este sentido, ejercer su potestad para recaudar con mayor eficiencia.
Un ejemplo claro de los avances tecnológicos implementados por la autoridad fiscalizadora es la precarga de información en las declaraciones de pagos provisionales de ISR e IVA, y es que, a partir de la información plasmada en un CFDI, la autoridad puede identificar todo lo relacionado con el mismo: si se trata de una operación a crédito o con pago de contado, si corresponde a la compra de activos o de mercancías para su próxima venta.
En razón de lo anterior, podemos observar cómo la fiscalización ha evolucionado al grado de comenzar en el momento en que el contribuyente emite un CFDI, dotando a la autoridad de información suficiente para conocer cada detalle acerca de los ingresos obtenidos por el contribuyente en un periodo determinado, así como de los gastos realizados que puedan ser posibles deducciones.
Contexto actual de la fiscalización en México
En enero del presente año, el Servicio de Administración Tributaria publicó el denominado Plan Maestro de Fiscalización 2025, un instrumento utilizado por la autoridad fiscalizadora para dar a conocer los objetivos y lineamientos estratégicos que pondrá en ejecución para llevar a cabo una recaudación eficiente.
En este sentido, del documento previamente señalado, se destacan los siguientes puntos:
Fiscalización contra la evasión y el contrabando
Plan Maestro de Fiscalización 2025
Énfasis añadido
A partir de esto, es posible identificar que la autoridad busca fortalecer las directrices y metodologías de trabajo con las que ha incrementado la recaudación a niveles históricos. Haciendo uso de las herramientas tecnológicas y ejerciendo sus facultades de gestión, será común seguir observando las denominadas “Cartas invitación” o “Exhortos”, en las que se comunica al contribuyente que, derivado de un análisis previo realizado por la autoridad, se identificaron “irregularidades”.
Aunque este tipo de comunicaciones no constituyen un acto de molestia —es decir, no son impugnables—, es recomendable atenderlas en tiempo y forma para evitar una posible suspensión de los sellos digitales, lo que implicaría la paralización de la operación de la empresa.
Asimismo, en un panorama tributario en evolución, en México ha generado tensión la reforma al Poder Judicial, pues al sector empresarial le preocupa que dicha reforma influya de manera negativa en la resolución de disputas de carácter fiscal. En este momento, toma gran relevancia que las empresas inicien un programa de cumplimiento fiscal riguroso con el objetivo de evitar controversias innecesarias con la autoridad.
Retos y consideraciones en la actualidad
De cara a la segunda mitad del ejercicio fiscal 2025, es relevante evaluar si se cuenta con un modelo de gestión tributaria eficaz, que no solo se centre en el cumplimiento básico de acuerdo con el perfil de cada contribuyente, sino que además esté alineado con los pronunciamientos del Servicio de Administración Tributaria en el Plan Maestro de Fiscalización y con las tendencias internacionales, convirtiéndose en una herramienta de control y prevención de riesgos legales y fiscales.
Para desarrollar e implementar un modelo de gestión de riesgos en materia fiscal, es importante considerar cuatro aspectos fundamentales:
Conclusión
En el entorno actual de fiscalización, gestionar de manera efectiva el cumplimiento tributario debe ser una responsabilidad primordial para los contribuyentes, especialmente frente al reto de adaptarse a un sistema con gran capacidad tecnológica.
No es negativo que la autoridad se apoye en recursos tecnológicos para recaudar de manera eficiente, siempre que estos sean utilizados de forma adecuada, conforme a derecho y con estricto apego a los principios de legalidad y equidad tributaria.