Publicado el 2021-06-06 en Licenciatura y Licenciatura en Psicología

Distorsiones cognitivas y creencias irracionales

Por Estéfani Soto Juárez

 

No te afecta lo que te pasa, sino lo que piensas sobre lo que te pasa.

Aaron Beck

 

¿Alguna vez estos pensamientos han rondado por tu mente: “mi crush no me contesta los mensajes, nadie me quiere”, “no tiene sentido concursar si todas maneras voy a perder”, “no voy a comer pastel porque debo estar en forma”? ¡No los creas! El principio fundamental de la teoría cognitiva es que “la forma en que las personas perciben y procesan la realidad influirá en la forma en que se sienten y comportan”  (Knapp & Beck, 2008). 

 

 

Tus pensamientos tienen más influencia sobre tus acciones de lo que imaginas. Los “pensamientos automáticos” son aquellos que existen en los límites de la conciencia, ocurren de manera espontánea y rápida como una interpretación inmediata de cualquier situación, su contenido se acepta como verdadero tácitamente y son distintos del flujo normal de pensamientos, como lo son el razonamiento reflexivo o la asociación libre.

 

En la raíz de estos pensamientos automáticos, existen unos mucho más profundos, como lo son los esquemas o también llamados creencias centrales. Los esquemas se adquieren desde la niñez y actúan como "filtros" a través de los cuales se procesa la información y las experiencias actuales. Que la evaluación de una situación sea realista o distorsionada, dependerá de los esquemas de cada individuo.

 

Aunque los esquemas estén latentes o inactivos en determinados momentos, la creencia “no soy digno de ser amado” puede ser activada por determinadas situaciones análogas o similares a las que le dieron origen. La activación de los esquemas interfiere con la capacidad de evaluar objetivamente los eventos de la vida cotidiana, nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos.

 

Por ejemplo, si un individuo es cognitivamente sensible a temas de pérdida y fracaso, los efectos emocionales y conductuales incluirán tristeza, una sensación de desesperanza y aislamiento social. En cambio, si otros individuos tienen creencias relacionadas con el peligro, prevalece en ellos la ansiedad y los predispone a focalizar su atención en la percepción de posibles amenazas y a realizar interpretaciones catastróficas de estímulos ambiguos o incluso neutrales.