Escrito por: Paola Villanueva García, estudiante de Relaciones Comerciales Internacionales UNLA.
El boom de las relaciones internacionales se establece con la nueva y creciente necesidad —ante un escenario global cada vez más interconectado— de crear alianzas internacionales entre los países, pero también con el auge de las empresas transnacionales y la presencia de organismos internacionales. Ante ello, las relaciones internacionales no solo se limitan a la política y a la economía, sino que también se desarrollan dentro de esferas sociales y culturales, por mencionar solo dos ejemplos.
En la economía internacional surge la capacidad de crear y aprovechar las oportunidades variables del mundo, con el fin de hacer uso del desarrollo exterior para lograr un beneficio nacional. Un claro ejemplo son las estrategias diplomáticas implementadas por cada Estado, mismas que se utilizan para estrechar lazos entre naciones y que se formalizan a través de la firma de Tratados Internacionales, creados con el objetivo de materializar ventajas comerciales para los países firmantes.
Ante el creciente surgimiento de ideas, se ha fomentado el uso de la tecnología y de las comunicaciones sin límites. En esta parte, los actores globales involucrados en cuestiones de comercio exterior han perfeccionado los métodos para las importaciones y exportaciones de bienes y servicios, particularmente en campos como la logística, generando así un ecosistema internacional que busca mejorar la calidad de vida de cada ciudadano.
Pero, ¿quiénes hacen posible que todos estos intercambios comerciales internacionales sigan en un proceso de mejora continua? Las y los internacionalistas, al tratar de comprender el mundo que habitamos, buscan perfeccionar procesos internacionales y aterrizarlos en ámbitos locales, involucrando a otros grupos —desde artesanos, agricultores y pequeños comerciantes— para no limitarlo solamente a una élite, sino estrechando lazos desde lo nacional para lograr triunfos en lo global.