Cuando el cine trasciende fronteras: Parásitos como herramienta de proyección internacional

Por Sofía Cabezas Domínguez, egresada de la Licenciatura en Relaciones Comerciales Internacionales UNLA

 

Diversos autores refieren al cine no solo como una forma de entretenimiento, sino como una herramienta política de influencia global. El cine, como arte y producto cultural, es un potente lente para analizar sociedades y ejercer influencia, como lo podemos observar con Corea del Sur, particularmente con la película Parásitos, estrenada en 2019 y dirigida por Bong Joon-ho. Es importante mencionar que hace algunas semanas esta producción coreana fue nombrada como la mejor película del siglo por parte del periódico estadounidense The New York Times, dentro de su lista titulada: “Las 100 mejores películas del siglo XXI”.

 


Obtenida de: https://laaventuracine.com/parasitos/

 

Esta pieza cinematográfica expone las profundas desigualdades que se viven en Corea del Sur. Parásitos no es simplemente una narración sobre dos familias en polos opuestos en el espectro socioeconómico, sino que es una disección visceral del capitalismo salvaje y sus efectos alienantes en la sociedad surcoreana.

 

La marcada desigualdad, el persistente desempleo juvenil y la asfixiante presión académica y laboral son problemáticas estructurales que Corea del Sur arrastra a pesar de su notable desarrollo económico. Parte de su éxito global recae en que esta historia se pudo haber desarrollado en cualquier otra capital del mundo, ya que las desigualdades y los problemas sociales en general no son exclusivos de Asia.

 

La resonancia global de Parásitos y su histórico triunfo en los Premios Óscar en 2020, incluyendo el galardón a Mejor Película, representan una refrescante narrativa cinematográfica, considerando la hegemonía tradicional estadounidense construida desde Hollywood. La película, arraigada en una historia local, hablada en coreano y sin concesiones a los formatos tradicionales, irrumpe en la narrativa global, obligando a Occidente a reconocer y valorar otras formas de contar historias. Este fenómeno marca una significativa descentralización simbólica del poder narrativo mundial.

 

 

El cine surcoreano, y en particular Parásitos, representa una forma de contrahegemonía cultural: una narrativa que no imita al cine occidental, sino que visibiliza sus propias historias con una estética propia, ganando legitimidad en los mismos espacios que tradicionalmente se han consagrado al cine estadounidense. Este fenómeno no es casual, sino que forma parte de una estrategia más amplia del país asiático por posicionarse como potencia cultural, apoyando activamente a sus industrias creativas y convirtiendo su cultura en un activo diplomático y económico.

 

Corea del Sur ha logrado posicionarse con sus empresas transnacionales, así como con una diplomacia activa y un gran proyecto cultural que engloba música, cine y series de televisión. Como internacionalistas, tenemos que entender que las relaciones internacionales no solamente se manejan a través de cumbres políticas globales o procesos de negociaciones arancelarias, sino también a través de ámbitos culturales que permiten posicionar a diversas naciones dentro del foco internacional.

 

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